Las impresoras 3D son una de las últimas tendencias para el futuro de las aulas. Y gracias a sus propiedades, se pueden utilizar para una variedad de propósitos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Independientemente de lo que pueda parecer, su uso (más allá de las calibraciones requeridas) es bastante sencillo. Basta con tener un modelo tridimensional que se pueda crear gracias a programas como Google SketchUp, Almohadilla de dibujo 3D Ö Artesanía, descargado de Internet o creado escaneando un objeto real con un escáner 3D y presionándolo para imprimir.
Impresora 3D en acción
En este punto, la impresora comienza su largo proceso de creación de objetos tridimensionales a partir de un rollo de plástico. Esto se hace capa por capa, por lo que puede llevar varias horas completar las partes más complejas.
¿Para qué se puede usar en clase? Además de motivar a los estudiantes o mejorar la formación múltiple o la creatividad, tiene aplicaciones en una amplia variedad de áreas.
Se puede utilizar en una amplia variedad de áreas. En biología, por ejemplo, es un recurso para recrear partes anatómicas de seres vivos e incluso manipular fósiles libremente. En geografía, es más fácil estudiar mapas topográficos detallados de las áreas deseadas. y en tecnología o diseño, el alumno puede crear piezas a escala para hacer prototipos. También es útil en dibujo o artes plásticas para crear obras, en física o química para prototipar para mostrar conceptos, y en historia para hacer réplicas de edificios o utensilios de civilizaciones anteriores.
En este video que grabamos en el stand de Radecal durante BETT en Londres, te explicamos cómo funciona este tipo de dispositivo mientras puedes ver el modelo 3D Stuffmaker EVOLUTION en acción.