Durante muchos años he observado un problema en la pedagogía que seguí Enseñanza del lenguaje musical (o solfeo) en centros educativos: el contenido se ha centrado en explicar un abanico de contenidos teóricos a través de ejercicios hablados, rítmicos y de notas, sin entrar en la parte práctica. Después de convertirme en profesor de música, me propuse enseñar las mismas cosas que me costaba entender cuando era estudiante, desde un ángulo diferente: mi propio proyecto educativo y mi propio método de enseñanza de la música. Así nació Novamúsica.
El principal objetivo educativo de este proyecto fue enseñar solfeo de forma práctica. La mejor forma de hacerlo era tocar nuestros propios instrumentos. De esta manera, la clase de Novamúsica se convirtió en un aula de práctica musical, en la que los alumnos tocaban canciones en conjunto, cada uno con su propio instrumento, y luego las analizaban para comprender su ritmo, melodías, acordes o sus intervalos.
Después de tres cursos, el proyecto sigue ganando adeptos: a los alumnos les encanta ir a clase y jugar con sus compañeros. Practicamos canciones de diferentes estilos y épocas: desde Bramhs Lullaby hasta la canción de Bob Esponja hasta el himno de alegría de Beethoven, villancicos populares, Happy Birthday o la canción de Mary Poppins. Al principio solo cantamos las canciones y a medida que desarrollan sus habilidades con el instrumento, lo incorporan.
Promover la creatividad
A medida que avanzaba el proyecto, me di cuenta de que también era una herramienta fantástica para promover la creatividad. Sabiendo qué notas, ritmos o compases se pueden usar para una canción en particular, puede crear su propia canción porque ya sabe qué aspectos se pueden usar.
Con esta experiencia he llegado a la conclusión de que la filosofía de trabajo en la enseñanza del lenguaje musical debe basarse en cinco puntos pedagógicos importantes:
- Escuchar: Es importante que un músico sepa apreciar la música, diferenciar el sonido de diferentes instrumentos, reconocer notas y ritmos.
- Cantar: Es muy importante saber imitar lo que se escucha con la voz y poder demostrar el estado de ánimo, la entonación y el pulso. Esto se puede aprender a través del trabajo constante y la repetición.
- Tocar: Es el más divertido y el más motivador. Y lo más importante, tocar con más músicos, con amigos y compañeros de clase que entiendan y compartan tus esfuerzos, tocar en conciertos para familiares, amigos …
- Aprender: Una vez que hayas hecho todo esto, debes comprender por qué se hace y cómo funciona la teoría musical.
- Crear: Cuando un músico comprende la música, quiere componer e improvisar sus propias canciones.