Como director de un instituto público de secundaria, debo confesar que la situación de alarma que estamos viviendo está ahí para ponernos a prueba. Y tengo que admitir que, a pesar de toda la agonía de la situación, ¡estamos extremadamente satisfechos! Lo compartí con mi equipo educativo y con nuestro profesorado: “El que siembra, cosecha”.
En nuestro centro llevamos años apostando por las innovaciones metódicas y el uso de las TIC en el aula. La apuesta fue que este año obtuvimos un 1: 1 (con un ordenador por alumno y profesor) para todos los alumnos de 1º y 2º de ESO (¡y tenemos 6 líneas!). Esto supone un gran esfuerzo por parte del profesorado, que accedió a finales del año pasado a embarcarse de lleno en esta aventura tecnológica, propia de un barco como el que da nombre a nuestro instituto.
Introducir algún tipo de educación en el hogar
Desde el día en que nos informaron de la interrupción de clase por la alerta COVID-19, tuvimos que darle otro giro a lo que ya habíamos hecho en el aula. Ahora la tecnología tenía que salir del centro y asentarse en los escritorios o sofás de la casa antes de que la inseguridad despertara a un alumnado adolescente.
La respuesta no podría ser mejor: la gran mayoría de estudiantes están conectados a la plataforma institucional EVAGDEso significa nuestro aula virtual así como la herramienta Microsoft TEAMS que ya habíamos usado en las aulas y que solo tuvimos que implementar para el uso de videoconferencia. Por ello, en poco tiempo – como nos golpeó esta situación – pudimos apoyarnos en el costado de nuestros alumnos no solo para continuar la formación, sino también para mostrarles nuestro cariño y seguir enseñándoles desde la realidad que teníamos. vivir. No hay más competencia de aprendizaje que la que nos impone la realidad.
Ciertamente, la semana posterior a la declaración de la condición de alarma fue agitada. Los 72 docentes de la facultad se integraron en EQUIPOS para que poco a poco pudieran ir contactando a los alumnos y seguir enseñando. Se verificó que todos los alumnos, y por ende cada grupo de clase, pudieron participar en videoconferencias con los distintos docentes y el resto de sus compañeros para asegurar la cooperación y el espíritu de pertenencia a una comunidad.
El primer paso que dieron los tutores fue averiguar qué estudiantes tenían problemas de conectividad, ya sea por falta de red o equipo, para informar al ayuntamiento y resolverlos. También teníamos un interés particular en saber cómo les estaba yendo a nuestros estudiantes con necesidades educativas especiales para poder intervenir adecuadamente.
Educación continua … incluidos los profesores
Después de resolver el problema más importante, que era estar al lado de nuestros estudiantes, desde entonces hemos podido dedicarnos a la herramienta que ahora facilita todo lo que hemos hecho personalmente antes: reuniones semanales de la comisión de coordinación pedagógica, incluso pudimos para continuar con el plan de formación docente que este año se refería al uso de las TIC en el aula.
En medio de esta cuarentena, por tanto, podemos decir que nuestro centro sigue funcionando a toda velocidad, realizando proyectos conjuntos, compartiendo recursos educativos a través de la nube y ampliando el concepto de docencia, ya que no podemos utilizar la tecnología para replicar lo que ya tenemos. hecho dentro de las clases, pero debemos aprovechar el viento para buscar otros horizontes. De vez en cuando trato de recordar la máxima que dice: “Los barcos están más seguros en el puerto, pero no fueron hechos para eso”.
En definitiva, esperamos aún más la docencia ante este gran desafío, y confiamos en que, junto con nuestros alumnos, sepamos construir el mundo que necesitamos.