Esto promueve la creatividad y la expresión artística en los niños.

Este taller, que se realiza con alumnos de entre 3 y 5 años, tiene como objetivo fomentar la creatividad en la educación infantil.

Esta iniciativa se inspira en la metodología activa del Colegio Reggio Emilia, una experiencia educativa creada en 1945 y reconocida mundialmente como una de las mejores propuestas educativas para la primera infancia. Además, la Escuela de Educación de Harvard está explorando esto como un modelo para grupos de estudio.

El ‘Atelier de Creatividad, Arte y Emociones’ del Colegio Zola Villafranca actúa como un laboratorio donde los estudiantes desarrollan sus ideas y proyectos de investigación en lenguajes expresivos. Como explican los patrocinadores de esta iniciativa, “la expresión artística ayuda a los niños a crecer como seres humanos, trabajar la sensibilidad, expresar emociones, sentimientos y todo lo que el niño guarda en su interior”.

Nuevos métodos de aprendizaje

De esta forma, el alumno aprende a través de métodos innovadores experimentando, creando, etc. para favorecer el desarrollo de las siguientes competencias: autonomía, pensamiento y comunicación, descubrimiento e iniciación, convivencia y resolución de conflictos. Los niños se vuelven dueños de su propio aprendizaje y el Atelierista actúa como un artista visual que diseña el espacio y los materiales y guía al niño en su uso.

Loris Malaguzzi, docente y educador, fue el iniciador e inspirador de la metodología educativa de las escuelas de Reggio Emilia y describió el taller como “un lugar donde cada uno de los lenguajes verbales y simbólicos puede ser manipulado, explorado, experimentado, trabajado y unido “.
El Colegio Zola Villafranca promueve el desarrollo de la creatividad e involucra a toda la comunidad educativa a través de discusiones con familias y docentes, así como talleres de experiencia. El primer paso es realizar entrevistas con las familias para mostrar el papel que juega la creatividad en el desarrollo cognitivo y lo que significa la relación entre la neuroplasticidad y los resultados académicos. Tras estas conversaciones, se proponen unos talleres vivenciales en los que los padres y sus hijos pueden disfrutar del estudio con experiencias reales.
Los profesores reciben una formación teórica y práctica en la que se responden algunas de las siguientes preguntas: ¿Las emociones influyen en el aprendizaje? ¿Es posible mejorar la atención? ¿Cómo podemos utilizar correctamente la memoria? Cuando jugamos, ¿aprendemos? ¿Son las artes importantes para la educación? ¿Es necesario confiar en el aprendizaje activo? ¿Tenemos que trabajar juntos?

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