Cada vez somos más conscientes de la importancia y la necesidad de trabajar la inteligencia emocional en el aula, pero aún disponemos de pocas herramientas para hacerlo. Por eso decidí crear Esta característica: Un material manejable, sencillo y versátil, compuesto por seis cartas y diferentes actividades, que permite procesar la inteligencia emocional más allá de los emoticonos de forma realista (ya que tenemos más de 42 músculos en el rostro y para cada uno están la expresión y la experiencia diferente) y a cualquier edad. Si asumimos que las emociones son responsables tanto de la ocurrencia como del bloqueo del proceso de aprendizaje, es crucial aprender primero y luego enseñar sobre ello más tarde.
Seis cartas que marcan la diferencia … entre emociones
Cada una de las cartas representa seis emociones: alegría, enfado, disgusto, sorpresa, tristeza y miedo. Y constan de cuatro apartados que hay que trabajar en el aula:
- Información sobre la función de las emociones: para qué sirve y cuándo puede aparecer.
- Qué sensaciones pueden causar en nuestro cuerpo: cómo nos preparan para las diferentes situaciones que vivimos.
- Expresión verbal y no verbal: Tienes un conjunto de posibles gestos y sonidos o palabras que pueden acompañar a las emociones.
- ¿Qué podemos hacer cuando son demasiado grandes o demasiado fuertes y toman el control de nuestros cuerpos? cuando interfieren con el aprendizaje, el juego y el bienestar del estudiante.
Actividades de clase
Estas tarjetas se utilizan para trabajar las emociones con los estudiantes de diferentes maneras: preséntelas para que los estudiantes las identifiquen mejor, aprendan a manejarlas (incluso si no les gustan) o fomenten la motivación y la conexión con los estudiantes.
- Presentar emociones y trabajar la conciencia emocional. Con la ayuda de las tarjetas se pueden presentar cada una de las emociones. Por ejemplo, dependiendo de su edad, podría presentar uno por día, cada pocos días o uno por semana. Discuta o comparta experiencias con la emoción que eligió. También se puede complementar con la lectura de historias que traten de las emociones para ayudarles a comprenderlas mejor. Otra opción es el juego de la pantomima, que te permite editar las distintas expresiones faciales, representarlas con dibujos sobre la silueta de un cuerpo humano (y saber dónde encontrarlas) o “pintar” la música (según la emoción de la canción) transmite).
- Manejar las emociones y trabajar la autonomía y la regulación emocional. Para que los estudiantes aprendan a identificar las emociones, una forma es localizarlas dibujando y darles color y forma. También se le puede animar a escribir sobre cómo se siente a causa de estas emociones. Por otro lado, es interesante tomar descansos para calmar el sistema nervioso, por ejemplo con ejercicios de mindfulness, o hablar de emociones en el aula que respeten los tiempos y el silencio de cada alumno en particular. Además, es útil hacer un juego de roles o juego de roles para averiguar qué harían los estudiantes si se enfrentaran a una emoción en particular y cómo resolverla.
- Fomentar la motivación y trabajar en el desarrollo de habilidades sociales saludables. Para estas actividades Todas las tarjetas se pueden utilizar ya que el objetivo es priorizar el bienestar del aula, el equilibrio emocional, el respeto, el sentido de pertenencia o gratitud, entre otras cosas. De esta forma se puede potenciar la cohesión del grupo, “valores vegetales” (como si fuera una planta, ya que todo lo que se riega crece y todo lo que se practica se intensifica) o un “cariñograma” (una especie de mural, en el que los alumnos anotan las cualidades y emociones positivas que sienten hacia los demás). Estas actividades se pueden realizar de forma individual o con todo el grupo en un lugar específico del aula (por ejemplo, en el “rincón tranquilo”).