Clave de la educación emocional en el proyecto de convivencia

¿Cómo debería ser un proyecto de convivencia en la escuela? ¿Qué elementos hay que tener en cuenta? Elia López Cassá – profesora, psicopedagoga y doctora en Universidad de Barcelona– Responde ambas preguntas. Esto se hace apostando por la educación emocional, que fortalece la convivencia y el aprendizaje en la escuela.
El proyecto de convivencia debe estar presente en todos los centros educativos. Cuando hablamos de ello, debemos centrarnos no solo en la resolución de conflictos, problemas de convivencia o conductas disruptivas, sino también en promover el desarrollo humano desde la dimensión personal (autoconciencia, identidad, autoestima, autogestión emocional) y social. (comunicación, empatía, habilidades sociales). La consideración de la educación emocional en los proyectos de educación escolar y en los proyectos de convivencia es un elemento clave para fortalecer la convivencia y el aprendizaje escolar.

Como proceso educativo continuo y permanente, los principales objetivos de la educación emocional son el desarrollo humano y la prevención de problemas de convivencia. En consecuencia, desarrolla la competencia emocional de la persona y permite estructurar las competencias emocionales en cinco dimensiones: conciencia emocional, regulación emocional, autonomía emocional, competencia social y competencias para la vida y el bienestar; Todos ellos se entienden como habilidades básicas para la vida y son necesarios para una ciudadanía responsable. En definitiva, la educación emocional favorece el desarrollo integral de la persona en sus actitudes, sentimientos y valores para vivir con los demás y convivir.

Sensibilización y sensibilización de toda la comunidad educativa

Para poder llevar a cabo una educación emocional de manera eficaz en el proyecto de convivencia, es importante que toda la comunidad educativa esté sensibilizada y sensibilizada hacia la educación emocional. Para ello, se deben disponer de espacios de información, formación, diálogo, comunicación y toma conjunta de decisiones en cuestiones de convivencia y bienestar. Además, se pueden realizar reuniones, entrevistas, conferencias, asambleas, buzones de sugerencias o aportes.

De la misma forma, también es interesante ofrecer estos espacios para intercambiar experiencias positivas de convivencia pacífica y hacer visibles estas experiencias emocionalmente positivas a través de espacios físicos tanto dentro como fuera del centro para tender a tener una visión más optimista y esperanzadora ante el posibles cambios del centro.

Más allá del tiempo de tutoría

Una forma de involucrarse en la educación emocional es a través de programas dirigidos a todos los miembros de la comunidad educativa (estudiantes, docentes, familias y otros agentes educativos), como el de la GRUPO (Grup de Recerca en Orientació Psicopedagógica) de la Universidad de Barcelona. Además, existe evidencia de que la educación emocional ha mejorado la convivencia escolar, como ha sido el caso en las escuelas públicas lata Parera de Montornés del Vallés (Barcelona).

La educación emocional favorece el desarrollo integral de la persona en sus actitudes, sentimientos y valores para poder vivir con los demás y convivir

Así como analizamos la metodología de un centro, es importante analizar cómo se ve el momento de la pausa. Las formas naturales de relación y convivencia surgen en espacios libres y mal gestionados. El tiempo de juego es un área educativa importante. Por ello es importante analizar qué tipos de juegos se ofrecen, cómo se organizan, materiales, espacios de encuentro y relación, qué papel juega el adulto, qué valores se transmiten y cómo se desarrolla el ejercicio de las competencias emocionales en este. contexto educativo.

La educación emocional no solo debe realizarse en las tutorías dentro de las aulas, sino también como eje transversal en todas las situaciones de relación, convivencia y aprendizaje con el fin de promover el desarrollo humano (aceptación, respeto, comprensión emocional, empatía y comunicación). La metodología elegida es determinante para determinar si se ofrecen los métodos adecuados para fortalecer los valores de colaboración, autoconciencia, socialización y comunicación entre alumnos, profesores y familias. El papel de cada uno de estos agentes debe ser activo. Una forma de hacer esto visible es reconocer su participación y contribución a las decisiones cotidianas sobre la convivencia y las relaciones.

Así como analizamos la metodología de un centro, es importante analizar cómo se ve el momento de la pausa.

Un proyecto de convivencia implica analizar la identidad del centro educativo, en qué valores se basa y cómo integra la educación emocional en el desarrollo humano y la convivencia a través de prácticas visibles de cada participante individual.

Elia López Cassá es profesora, psicopedagoga y doctora en la Universidad de Barcelona.

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